Candido Portinari (Brodowski, Estado de São Paulo, Brasil, 29 de diciembre de 1903 – Río de Janeiro, 6 de febrero de 1962) hijo de inmigrantes italianos afincados en Brasil, nació en una plantación de café, siendo el segundo de doce hermanos.
Los orígenes del autor y la humildad de la familia Portinari marcarían para siempre su producción artística. De su infancia recuperó lo que serían sus modelos estándares: negros y mulatos, las razas autóctonas y los agricultores que le rodeaban (en concreto se impresionó, cuenta la leyenda, por los pies deformes de los labradores). Estas imágenes tan concretas impregnarían casi por completo su temática general centrada en contar al mundo, de manera a veces descarnada, la realidad del trabajador del campo y su precaria situación.
Todo este substrato humano, junto con un fervor religioso al que supo infundir acentos contestatarios constituyó el eje de su obra, ejercida, preferentemente, a través de formatos murales y basada en el pleno dominio del dibujo, composiciones vibrantes, ricas gamas cromáticas y el retrato del movimiento.
A la temprana edad de 16 años, Portinari ingresó en la Escuela Nacional de Bellas Artes de Río de Janeiro. Con 18 años vendió su primer cuadro y después, en 1922 obtuvo la medalla de bronce del Salón de Bellas Artes, el primero de muchos galardones más, pero que por lo pronto le valieron para viajar a Europa en 1928 y afincarse en Paris, piso franco desde donde visitó otros países como España, Italia e Inglaterra. Supuso esto último un electrizante contacto con el arte del momento y valió para que el autor adoptara las corrientes plásticas de la Europa de los años 30.
En 1940, se convirtió en el primer artista sudamericano en tener una exposición individual en el MoMA, con la exposición Portinari of Brazil. Fue en 1953 cuando pintaría sus dos famosos paneles de La Paz y la Guerra hallados en la Sede de las Naciones Unidas en Nueva York.
Con todo lo anterior, Portinari practicó un arte que había ido evolucionando hacia un expresionismo exaltado, hasta que para su segundo viaje a Italia en 1950 hubo emprendido una orientación más serena y calmada.
Con la salud minada y tras un paulatino envenenamiento a causa de las substancias con las que trabajaba, el autor murió a consecuencia de intoxicación plúmbica el 6 de febrero de 1962.
Se lo considera como el gran cronista de la realidad en las explotaciones cafeteras, se le ha bautizado incluso como el Miguel Ángel brasileño por lo monumental de sus obras; aunque quizás en esta ocasión, debamos buscar la raíz de la originalidad de Cándido Portinari en la honda y directa captación de sus tipos humanos predilectos y en el tratamiento de un tema, hasta llegado él, irrelevante.
Título original: Criança morta
Museo: MASP, Sāo Paulo (Brasil)
Técnica: Óleo (182 x 190 x 3.5 cm.).
Museo: MASP, Sāo Paulo (Brasil)
Técnica: Óleo (190 x 180 x 2,5 cm.)