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Portinari nos trae aquí una vez más su tema insignia: la precariedad del agricultor. Esta obra habla de la muerte, la infantil, encarnada por un niño quien en brazos de su padre perece con languidez y aspecto de alienígena
El banquero sueco Ernest Thiel tenía, dos ídolos: uno era Nietzsche y el otro Munch. Thiel llegó a ser el mayor coleccionista de pinturas del artista fuera de Noruega y es lógico que le encargara al expresionista un cuadro donde podía unirlos a los dos. En este retrato de Nietzsche, Munch une naturalismo y simbolismo.
Al parecer Goya se inspiró en un hecho real en el que dos hermanas, cuyas confesiones figuran en un auto de fe de Logroño, envenenaron a sus propios hijos para ofrecérselos a Satanás.
Munch se inspiró en su propia vida atormentada, una tragedia sobre un padre severo, una madre muerta y unas hermanas enfermas, trastornos bipolares y depresión, alcohol y armas de fuego. El propio Munch nos cuenta de donde surgió la idea en su diario de 1892:
"Paseaba por un sendero con dos amigos, el sol se puso de repente el cielo se tiñó de rojo sangre, me detuve y me apoyé en una valla muerto de cansancio sangre y lenguas de fuego acechaban sobre el azul oscuro del fiordo y de la ciudad, mis amigos continuaron y yo me quedé quieto, temblando de ansiedad, sentí un grito infinito que atravesaba la naturaleza."
Obscenamente figurativa, su pintura está llena de narrativas en las que la protagonista absoluta es la mujer, habitante de sórdidos y hostiles universos, extrañamente cercanos incluso para las mujeres que no han sufrido traumas severos.
Los cuadros de Rego hablan de familia, recuerdos de la infancia, aborto y en general de la lucha de la mujer en una sociedad que parece no renunciar nunca a su aversión a lo femenino.
En esta obra en concreto, Rego retrata (quizás se autorretrata, o nos autorretrata) como reflejo de la hipocresía social ante el aborto.
La mujer descansa tras la dura experiencia de un aborto, y su hijo muerto, todavía con el cordón umbilical saliendo de su cuerpo, reposa en un sucio lavabo clandestino. Unas cortinas ocultan la escena.
En sus numerosas obras sobre el tema, Rego plasma a las mujeres solas, cansadas, en silencio… en interiores apenas abocetados que distan mucho de una clínica limpia y esterilizada.
Baldomero toma como referencia la célebre obra escultorica de Miguel Ángel. Esta Piedad contiene un halo fantasmagórico y levemente tenebroso que parece enaltecer la muerte y el dolor, sus homónimas por el contrario tratan de dar protagonismo al amor maternal y la compasión.
toda la atención reside en la escena principal (tal y como acostumbra hacer el autor). Ya no solo eso, la Virgen llora a su hijo en un segundo plano otorgado por un tratamiento cromático oscuro que la enmascara también como un elemento más del fondo, dando la sensación de que el escorzo del recién fallecido se suspende en el aire. La única figura que recibe luz y verdadero protagonismo es Cristo, por ello el autor usa blancos y ocres más potentes para resaltarla.
Aquí se pinta desnudo, con pinceladas brutales, iluminado desde abajo y rodeado de esa atmósfera que no es precisamente cálida (aunque la escala de colores lo sea). Es más bien un ambiente sofocante e infernal. Munch iba a cumplir por entonces unos 40 años y ya era reconocido artísticamente como el mejor pintor noruego.
La muerte fue uno de los temas básicos en el trabajo de Käthe Kollwitz. Son las suyas imágenes emocionalmente poderosas con resonancia universal, cualquiera puede entenderlas. Son escenas de la Muerte visitando a los miembros más vulnerables de la sociedad: a las mujeres y niños.
Una Muerte que visitó a la artista en varias ocasiones: sus hijos en la I Guerra, su esposo en la II Guerra, ella misma, amenazada por los terroríficos nazis mientras creaba imágenes como esta. Todo ello hizo que paulatinamente abandonara la pintura para dedicarse exclusivamente a la impresión. Grabados en blanco y negro que llegan más fácilmente a todos los estratos de la sociedad.
Munch muestra el lado más oscuro del amor: los celos. Dos hombres y una mujer, un título, y ya sabemos de que va la escena. Verdes están los dos tipos. Roja está ella. Es evidente que en esa habitación pasa algo malo, algo enfermizo, algo sórdido y deprimente… aunque viniendo de Munch lo enfermizo sería no meter nada sórdido y deprimente.
El color verde está tradicionalmente asociado con los celos, y además es el color complementario del rojo, el clásico color del amor. Munch aplica un poco de simbolismo cromático para plasmar una idea que plasmaría hasta la saciedad a lo largo de su producción pictórica. Los celos fueron tratados por Munch en numerosas ocasiones y a menudo los representa como en este cuadro, con tres personajes, uno de ellos mirándonos directamente a los espectadores, todos susceptibles de padecer la terrible enfermedad de los celos.
Jawlensky era miembro de la Nueva Asociación de Artistas, germen de lo que sería el grupo Der Blaue Reiter, entre cuyas filas se contaba a Kandinsky o Klee, y ahí estaba además el señor Sacharoff, que había estudiado también pintura, así que un buen día decidió pintar al magnético artista y el magnetismo en el resultado salta a la vista.
El estilo de Jawlensky estaba basado en la mayor simplificación posible, y en sus retratos, el protagonismo de los ojos es esencial. Así en este lienzo Sacharoff nos mira directamente esbozando una enigmática sonrisa. Jawlensky opta también por la exageración en los colores fuertes en la línea de los Fauves y los componentes de Die Brücke.
Sus pinturas son violentas, irreales, crudas, pero sorprendentemente realistas. Cargando en lo emocional, Dix representa lo invisible, como la locura de esta mujer de sonrisa desencajada y mirada estrábica. Una dama de piel blanca que delata su enfermedad. Una señora quizás de alta sociedad que se desviste ante el calor del infierno que tiene detrás
Dix documenta el horror de una manera descarnada, pero tiene la necesidad de disfrazar este horror de grotesco, pues de otra manera nos volveríamos como esta loca del cuadro.
Por los síntomas, un psiquiatra podría decirnos que esta paciente tiene quizás esquizofrenia paranoide, trastorno límite de la personalidad o muy probablemente un trastorno de estrés postraumático derivado de vivir en esa Alemania